24 de septiembre de 2009

Magdalenas de Piña y un poco de Cola-Cao...

Recuerdo que cuando era pequeña tomaba Cola-Cao, pero del autentico, del que hacia unos grumos como pelotas, de aquellos que no había forma de deshacerlos. Si era invierno era más fácil, por que con la leche caliente se disolvían mejor, pero en verano aquello era de rato y rato de darle vueltas, con ese tintineo de la cucharilla en el vaso que a veces tanto molesta. Mi madre nos ponía la leche en vaso alto, años después supe que aquello era un vaso de cubata (ella nunca nos lo dijo…).

Portada y contraportada TioVivo - Septiembre 1963

En aquella época había dos bandos diferenciados, los del Cola-Cao y los de Nesquik, este último se disolvía muy fácilmente pero no era lo mismo, no tenía el mismo sabor a cacao y además era más dulzón.

Ahora hay muchos Cola-Cao, el light, con cereales, sin azúcar, turbo, con… en fin, mil versiones pero el bueno bueno, es el original y eso que ahora ya no es como el de entonces…

Para acompañar el Cola-Cao no estarían mal estas magdalenas con piña, aunque la piña se ha hundido y casi se puede decir que ha desparecido...



Ingredientes:

80 gr. de azúcar
125 gr. de almendras molidas
30 gr. harina de maíz (maicena)
2 huevos
75 gr. de aceite de girasol
2 rodajas de piña
1 cucharadita de levadura

Mezclar la almendra, el azúcar, la harina de maíz y la levadura. Añadir las yemas de huevo y el aceite de girasol poco a poco.

Montar las claras a punto de nieve y añadir a la mezcla anterior mezclando con suavidad.

Rellenar los moldes de las magdalenas hasta la mitad de su altura. Decorar con un trozo de piña.

Hornear a 190 ºC unos 15 minutos en horno precalentado.

9 de septiembre de 2009

Huevos poche o mejor, huevos escalfados


Las recetas con huevos son algo muy socorrido. Hay mil formas de cocinarlos y en una cocina que se precie, no se debería repetir receta en mucho tiempo.

Para no quedar mal después de esta sentencia, presento una (por que hay muchas) receta de huevos poche. Bueno, me gusta más llamarlos huevos escalfados que queda como más de aquí. También quisiera presentar este librito de 1936 donde se ofrecen 125 maneras de cocinarlos. Son recetas muy sencillas y económicas pero muy originales.


Tradicionalmente los huevos escalfados se hacen echando un huevo en agua (que no esté hirviendo) con unas gotas de vinagre y dejándolo durante, más o menos, 3 minutos. En el caso de los huevos que nos ocupan están también hechos en agua caliente, pero envolviéndolos previamente en film transparente. Se trata de hacer un saquito con el huevo y así poder ponerle las especies que más nos gusten.

Se dice de los huevos escalfados que es una de las formas más sanas de comer huevos ya que no se añade nada de grasa. Esto no se puede aplicar a mi receta, ya que aprovechando el “saquito” los huevos están acompañados de un poco de sal, un poco de pimienta y parmesano rallado, esto no les quita el calificativo de sanos (el parmesano es sanísimo) pero ya no son tal ligeros...,

6 de septiembre de 2009

El final del verano....

Para mí, hay varios “marcadores” que dejan claro que el final del verano se acerca. El que realmente dice “esto se acabó” es volver a trabajar. Otro es que los días empiezan a ser más cortos ¿dónde están todas aquellas hora de luz????, pero lo más significativo son los anuncios de coleccionables por fascículos tan típicos de esta época. Aprenda idiomas, construya barcos, compre DVD’s de series insoportables (hoy) de hace 3 décadas… en fin, lo de cada año. Pero no quiero engañar a nadie, a mi estas cosas me hacen volver a la normalidad con mucha tranquilidad… pensando siempre, que nada cambia tanto…


Pero quiero aprovechar este post para hacer una firme protesta.

No hay pueblo que se precie que no tenga en verano (o cuando sea) su “tradicional” mercado medieval. Estos eventos sirven básicamente para presentar y vender productos de proximidad, de calidad y elaborados (normalmente) de manera artesanal. Mi pregunta es ¿por qué los escondemos tras el nombre de “mercado medieval”?.

Estos productores deberían estar respaldados por las administraciones, locales, regionales o de donde toque y para ellos lo que se debería crear es un mercado del S. XXI, con estructura y con apoyo de este siglo y no de hace seis.

Da la sensación que si no van vestidos de no se que, los turistas no se pararán a comprar el queso, el embutido o el pan tradicional.

Los productos que nos ofrecen lo único de medieval que tienen, en algunos casos, es que con el paso del tiempo y las generaciones se han mantenido las formas de elaboración y eso, que es algo de lo que nos tendríamos que sentir orgullosos, parece ser que es lo que menos se valora.

Volvamos a la cultura del producto de proximidad, del producto de calidad pero en el siglo XXI y dejémonos de “eventos medievales”…